Wilfredo Caballero: una buena actuación ante Italia en el amistoso premundialista lo puso en órbita y la lesión de Romero le abrió la titularidad. Pero la primera opción de Sampaoli para el arco quedará en la historia por el grosero error cometido ante Croacia. Implicó el final de la breve y desafortunada carrera de Caballero en la Selección mayor. Con 36 años, fue debut y triste despedida.
Franco Armani: defenestrado Caballero el clamor popular empujó a Sampaoli a darle la oportunidad. Bien contra Nigeria, la sensación de invulnerabilidad que transmitía se esfumó en los mano a mano con Mbappé, sobre todo en el primero, cuando la pelota se le escurrió por debajo del cuerpo. Es un arquero para los próximos años de la Selección, pero quedó claro: es tan humano y propenso a fallar como cualquiera.
Nahuel Guzmán: ni siquiera iba a asistir al Mundial, la puerta se le abrió a causa de la lesión de Romero. Siempre fue el tercer arquero, sin posibilidades concretas de entrar en juego. Un hombre al servicio de la Selección, de buen nivel, aunque en un plano de paridad con otros arqueros del fútbol argentino. Futuras convocatorias son una incógnita.
Nicolás Otamendi: es el defensor argentino de mayor jerarquía en el plano internacional. Jugó un Mundial de regular para malo, inmerso en el caos que fue la defensa argentina. No consiguió afirmarse como el líder de una última línea que hizo agua. Su historia en la Selección no terminó, con 30 años luce como uno de los nombres seguros del ciclo que vendrá.
Marcos Rojo: una montaña rusa ambulante. Parecía haber llegado de suplente, fue titular en el debut, salió la noche del desastre croata, volvió para ser el héroe contra Nigeria y frente a Francia jugó su peor partido con la camiseta de la Selección. Tiene 28 años y un zaguero zurdo siempre es bienvenido. Está en veremos de cara a futuras convocatorias. Si la renovación es a fondo parece difícil que siga.
Federico Fazio: jugó sólo 45 minutos, en los que Argentina recibió tres goles de Francia y quedó eliminada. Había llegado a Rusia con sensación de titularidad, pero Sampaoli lo dejó de lado. Figura en Italia, donde se valora su solidez y su gran juego aéreo, con 31 años asoma como uno de los hombres que se despidieron de la albiceleste.
Gabriel Mercado: el centro para el gol de Rojo fue lo más positivo que hizo durante el Mundial. Jugó de lateral y de central, con línea de tres y con línea de cuatro, y en ambos casos lo hizo de regular para mal. Su polifuncionalidad es lo que más valoran los entrenadores. Al igual que Fazio tiene 31 años y la sensación es que llegó el momento de que les dé paso a las nuevas generaciones.
Nicolás Tagliafico: se esperaba muchísimo más de él, por lo que hizo en Independiente y por el muy buen semestre que completó en Holanda. A los llamativos problemas en la marca que evidenció en todos los partidos le sumó la improductividad cuando se lanzó en ataque. Tendrá nuevas oportunidades, a los 25 años y sumando más experiencia europea se recorta como uno de los fijos en la nueva Selección.
Cristian Ansaldi: no jugó ni un segundo. El problema es que sólo se habló de él por lo extrafutbolístico, cuando publicó una foto en un yacuzzi junto a su esposa en plena etapa de concentración. Con 31 años, no se adivinan nuevas chances para él.
Javier Mascherano: capitán en funciones ante la invisibilidad de Messi, fue titular cuando hasta hace un par de meses nadie lo imaginaba en el centro de la cancha. Hizo lo que pudo: marcar presencia, correr, ir al piso. Se notó su lentitud ante rivales más jóvenes y veloces, y con la pelota sólo lateralizó y ralentizó el juego. Su despedida de la Selección no fue la deseada. Un hombre que le dio su vida a la celeste y blanca se marchó por la puerta de servicio.
Lucas Biglia: el curioso caso de un jugador resistido por los hinchas e imprescindible para los entrenadores. Fue uno de los que pagó con la salida del equipo la floja producción del debut contra Islandia. Después no volvió a pisar la cancha. También se despidió de la Selección, en la que ofreció lo mejor en Brasil 2014. Opaco y triste adiós.
Enzo Pérez: el hombre que estaba de vacaciones y de repente se vio en Rusia, empujado por la lesión de Lanzini. Y no sólo eso, se vio titular. A años luz del jugador que sobresalió en el Mundial de Brasil, aquí sólo aportó obediencia táctica. Con la pelota jamás trascendió. A los 32 años, es otro de los que se despide de la celeste y blanca.
Giovanni Lo Celso: extrañísimo caso de un volante que pisó tierras rusas con un puesto entre los 11 y jamás salió del banco de suplentes. Sampaoli no explicó por qué. Uno de los jóvenes que encabezará la renovación.
Ever Banega: el buen pie que lo hizo figura en Europa sólo apareció en algunos pasajes contra Nigeria. Nunca consiguió hacer funcionar la esperada dupla con Messi. Contó con numerosas oportunidades en la Selección a lo largo de su carrera y las desperdició, sobre todo esta en pleno Mundial. Tiene 30 años, será difícil verlo nuevamente en el equipo.
Eduardo Salvio: ni lateral ni carrilero, fue un híbrido que languideció contra islandeses y croatas, hasta salir del equipo. Habría que ver hasta qué punto fue responsabilidad de las exigencias del DT esta decepcionante prestación mundialista. Con 27 años le queda cuerda, pero no le será sencillo levantar este aplazo.
Marcos Acuña: los carrileros por la izquierda no sobran y eso le juega a favor. También su edad, 26 años, y el hecho de que recién afrontará su segunda temporada en Europa. Si es por lo hecho en el Mundial, dio un paso atrás en la consideración. Pasó con más pena que gloria. Crédito abierto, con algunas reservas.
Maximiliano Meza: “es el volante que estábamos buscando”, lo elogió Sampaoli antes del debut contra Islandia, ya ungido con la titularidad. Pero a la hora del fútbol quedó en deuda, en especial esa cuota de frescura que se le pedía para romper las defensas rivales con un juego vertical y preciso. El crédito está abierto por la edad -26 años- y por sus condiciones.
Ángel Di María: resucitó en pleno partido con Francia, después de ser uno de los más apuntados por su bajo nivel. Luego de clavar el 1-1 con un disparo de antología sacó pecho y fue el único que realmente preocupó a la defensa francesa. A los 30 años está en un momento bisagra de su exitosa carrera europea. No renunció a la Selección, a la que puede seguir aportándole cosas en un futuro inmediato. Es un caso particular porque todo técnico quiere tenerlo.
Lionel Messi: el balance mundialista es negativo. Sólo el gol a Nigeria fue una muestra de su clase, el resto se inscribió en el terreno de la decepción, incluyendo un penal errado y una actitud ausente, extraña, que dio lugar a toda clase de conjeturas. Fue un mal Mundial de Messi y eso explica buena parte del fracaso argentino. ¿Seguirá en la Selección? De él depende.
Sergio Agüero: dos goles para erigirlo en el máximo artillero argentino en el Mundial. Después fue uno más en el desorden general, sin margen para construir pequeñas sociedades, mal abastecido y absorbido por sus marcadores. Tiene 30 años y se declara eternamente disponible para la Selección. Estrella en Europa, no es un jugador del que se pueda prescindir así nomás.
Gonzalo Higuaín: titular contra Nigeria, tuvo dos chances en el área y no logró concretarlas. Es un caso similar al de Agüero (tienen la misma edad) con miras a lo que viene, aunque con el agravante de que es resistido por buena parte del público y de la prensa. Sus convocatorias futuras están demasiado condicionadas. Difícil saber si volverá.
Cristian Pavón: el problema es que se esperaba demasiado de un jugador que casi no tiene rodaje internacional. No es Mbappé, quedó en evidencia, pero también es cierto que no encontró el contexto para mostrar lo suyo. Eso lo llevó a exhibir la misma mediocridad del resto, aún con algunos destellos de atrevimiento. Uno de los fijos en la Selección de los próximos tiempos.
Paulo Dybala: jugó un ratito, cuando la debacle contra Croacia era inevitable. Sampaoli casi no lo tuvo en cuenta. Se lo verá mucho más en la Selección de aquí en adelante.